Los estados celebran su día nacional rememorando algún hecho histórico que marque un momento álgido en el devenir de la nación o bien el día de su independencia. En España, el 12 de octubre como fecha del descubrimiento de América, el 14 de julio en Francia por la toma de la Bastilla, el 4 de julio en EEUU por su declaración de Independencia, todos ellos fastos en que un hecho histórico marcó el inicio de un ciclo que supone un pilar en la creación de la nación.
La Diada del 11 de septiembre conmemora una derrota y la supuesta pérdida de la Independencia de Catalunya a manos del primer rey Borbón. A pesar de que la interpretación histórica de lo sucedido durante la Guerra de Sucesión en Cataluña (1704-1714) sea absolutamente falsa y manipulada por historiadores nacionalistas de finales del siglo XIX, el hecho de celebrar una derrota transmite el mensaje claro de que el conflicto aún no ha terminado, que nos encontramos en un bache en la historia, en una edad oscura que acabará, tarde o temprano, en el resurgimiento de la nación catalana que subyace entre los restos humeantes de la Barcelona de 1714.
La Diada, en la interpretación que se le da desde las Instituciones Catalanas y desde el Independentismo, es por tanto un recuerdo a los catalanes de que se vive en una situación de sometimiento por las armas que tarde o temprano tendrá que acabar con el surgimiento de una Cataluña independiente.
Sin duda, la toma de posiciones es clara y desconcierta cómo nadie hasta ahora ha puesto en tela de juicio los iconos folklórico-reivindicativos nacionalistas a pesar de su claro contenido independentista y beligerante. Poner un ramo de flores, en la estatua de Casanovas y a su vez quitar la bandera española de los edificios públicos el día de la Diada es la expresión clara y rotunda de quien se ofrece a eso de reivindicar la Independencia de Catalunya. Por ese motivo, desde Ciutadans, nos negamos a secundar una fiesta beligerante donde aquellos que no somos independentistas se nos disfraza de verdugos por el hecho de sentirnos también españoles.
El mensaje de la Diada es claro, y cualquiera es libre de adherirse a él o no, y aunque otros como el PSC y el PP se sumen a las celebraciones intentando hacer ver que no se enteran de por quién están brindando, nosotros seremos fieles a nuestras ideas y a nuestro electorado negándonos a secundarla. Por otro lado, se nos hace difícil pensar como desde posturas independentistas se mantienen tradiciones basadas en manipulaciones históricas demostradas y en falsos héroes que merecerían más su desprecio que su gratitud.
El lector sabrá que el clímax de las celebraciones de la Diada consiste en la ofrenda floral a Rafael de Casanovas. El Conseller en Cap, en contra de la opinión del General Villaroel, decidió el 11 de septiembre de 1714 llevar la defensa de Barcelona hasta el limite a pesar de que no había ninguna posibilidad de victoria. Pidió al pueblo de Barcelona un último esfuerzo supremo que llenó las fosas de cadáveres y tan sólo consiguió retrasar unas horas el fin inevitable del asedio. Aquella mañana, Casanovas, enarbolando el pendón de Santa Eulalia, patrona de la ciudad, fue herido (momento que representa la famosa estatua de la ofrenda) pero no murió. Durante cuatro años permaneció escondido hasta que un perdón real le devolvió la hacienda incautada. Mientras centenares de compatriotas escogieron el camino del exilio, y otros tantos dejaron vida y hacienda en la brecha aquel 11 de septiembre, Casanovas vivió una larga vida muriendo rodeado de los suyos en Sant Boi de Llobregat en 1743 a los 83 años de edad. La verdad es que si los veteranos de la batalla nos estuvieran observando, ¿se imaginan como se deben sentir cuando las flores se las lleva el que los metió en el jardín para luego escaquearse y dejarles tirados en la trinchera?
La Diada del 11 de septiembre conmemora una derrota y la supuesta pérdida de la Independencia de Catalunya a manos del primer rey Borbón. A pesar de que la interpretación histórica de lo sucedido durante la Guerra de Sucesión en Cataluña (1704-1714) sea absolutamente falsa y manipulada por historiadores nacionalistas de finales del siglo XIX, el hecho de celebrar una derrota transmite el mensaje claro de que el conflicto aún no ha terminado, que nos encontramos en un bache en la historia, en una edad oscura que acabará, tarde o temprano, en el resurgimiento de la nación catalana que subyace entre los restos humeantes de la Barcelona de 1714.
La Diada, en la interpretación que se le da desde las Instituciones Catalanas y desde el Independentismo, es por tanto un recuerdo a los catalanes de que se vive en una situación de sometimiento por las armas que tarde o temprano tendrá que acabar con el surgimiento de una Cataluña independiente.
Sin duda, la toma de posiciones es clara y desconcierta cómo nadie hasta ahora ha puesto en tela de juicio los iconos folklórico-reivindicativos nacionalistas a pesar de su claro contenido independentista y beligerante. Poner un ramo de flores, en la estatua de Casanovas y a su vez quitar la bandera española de los edificios públicos el día de la Diada es la expresión clara y rotunda de quien se ofrece a eso de reivindicar la Independencia de Catalunya. Por ese motivo, desde Ciutadans, nos negamos a secundar una fiesta beligerante donde aquellos que no somos independentistas se nos disfraza de verdugos por el hecho de sentirnos también españoles.
El mensaje de la Diada es claro, y cualquiera es libre de adherirse a él o no, y aunque otros como el PSC y el PP se sumen a las celebraciones intentando hacer ver que no se enteran de por quién están brindando, nosotros seremos fieles a nuestras ideas y a nuestro electorado negándonos a secundarla. Por otro lado, se nos hace difícil pensar como desde posturas independentistas se mantienen tradiciones basadas en manipulaciones históricas demostradas y en falsos héroes que merecerían más su desprecio que su gratitud.
El lector sabrá que el clímax de las celebraciones de la Diada consiste en la ofrenda floral a Rafael de Casanovas. El Conseller en Cap, en contra de la opinión del General Villaroel, decidió el 11 de septiembre de 1714 llevar la defensa de Barcelona hasta el limite a pesar de que no había ninguna posibilidad de victoria. Pidió al pueblo de Barcelona un último esfuerzo supremo que llenó las fosas de cadáveres y tan sólo consiguió retrasar unas horas el fin inevitable del asedio. Aquella mañana, Casanovas, enarbolando el pendón de Santa Eulalia, patrona de la ciudad, fue herido (momento que representa la famosa estatua de la ofrenda) pero no murió. Durante cuatro años permaneció escondido hasta que un perdón real le devolvió la hacienda incautada. Mientras centenares de compatriotas escogieron el camino del exilio, y otros tantos dejaron vida y hacienda en la brecha aquel 11 de septiembre, Casanovas vivió una larga vida muriendo rodeado de los suyos en Sant Boi de Llobregat en 1743 a los 83 años de edad. La verdad es que si los veteranos de la batalla nos estuvieran observando, ¿se imaginan como se deben sentir cuando las flores se las lleva el que los metió en el jardín para luego escaquearse y dejarles tirados en la trinchera?
P.S. Este artículo ha sido envíado a Diari Segre y a La Manyana el 06-09-07
6 comentarios:
hola angeles.soy militante de ciudatans,y si se hace coalicion con el partido de sabater ,me dare de baja...enhora buena por tu articulo sobre el 11 s,es muy revelador..te felicito
Hola Angeles, el articulo clarificador, muy bien, y por cierto, Como es que no lo mandaste al Segre y La Mañana, salian articulos de todos los partidos y asociaciones....
Hola, Lucas, pues sí, lo envié el día 6 de septiembre, pero se ve que no soy digna de ser publicada... ahora, que no me pienso callar, y si no es en prensa escrita, pues será en internet, la cuestión es decir las verdades del barquero sin miedos, sin manipulaciones, sin complejos.
¡Gracias por leerme!
Eres valiente Angeles,hacen falta personas que se sientan libres y con las ideas claras para expresar alto y claro y con la verdad los acontecimientos del pasado.Podemos estar en un bando u otro pero nuestro simbolo que al final a todos nos tendría que unir y al que debemos nuestro máximo respeto es la Bandera Española que representa UNIÖN,LIBERTAD,JUSTIA,CONSTITUCIÖN
El próximo año 11 de Septiembre ondeará en mi balcón las dos banderas que estimo, la catalana y la Española no quiero renunciar a ninguna de las dos,las dos forman parte de mi identidad y sentimientos ¡ARRIBA LA LIBERTAD!
yo tambien pondre el dia de la hipanidad la bandera española ,la catalana poque vivo en cataluña y la andaluza porque es donde naci...me siento primero española luego andaluza y por supuesto catalana de acogida desde hace 32 años...y no pienso renunciar a ninguna de las tres.gracias
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